9/03/2009

Respuesta

Tras pasar varios meses, incluso algún que otro año buscando la salida, dio tantas vueltas que se aprendió de memoria el laberinto.
Cada pared, cada arbusto, cada giro, cada grieta.
Es que se había olvidado de la clave:
DEJAR DE BUSCAR.
Dame el alarde de esa desarraigada tormenta que no quiero temerosas figuras de mi humilde viento.

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