10/07/2009

Parece que va a llover



Las paredes de su habitación se preguntaban dónde había ido; los objetos inmóviles de su cuarto, abandonados y cubiertos de polvo, perdían minuto a minuto el sentido de la utilidad que algún día tuvieron.
Fuera, la luz de una tarde grisácea de otoño intentaba penetrar en esas cuatro paredes. Buscaba.
Un inquieto y mudo viento serpenteaba por las calles de la ciudad jugando con las hojas que ya habían caído y se enrollaba en el pelo de un grupo de niñas que reían intentando evitar el lucir de los semáforos.

-Se ha marchado para siempre.- dijo el cuadro rojo colgado en la pared de la izquierda.
-Seguramente pero ¿Por qué? Aquí se está bien.
-No puede ser feliz aquí, encerrada. Desea volar con el viento, lejos.
Nadie se atrevía a pronunciarlo pero el espejo, con su desafiante objetivismo, saltó:
-Ella no está porque él se marchó.
Crujió la cerradura.
Entró en la habitación, tiró su abrigo sobre el sofá y cayó en la cama absorbida por la rutina....


...y por la falta tremenda que le hacía él.



Hoy llueve.
Y faltas tú.  

1 comentario:

  1. te echo mucho de menos...
    nunca dejes de escribir cosas bonitas!

    ResponderEliminar

LOCURA(S)