12/30/2009

Conversaciones entre una sociópata y una sociópata reformada.


                            

El sofá color verde botella formaba un ángulo perfecto de noventa grados con la mesa contigua. En ella conversaban un hombre y una mujer; más bien no conversaban, estaban sentados mirando al vacío con una taza de té delante de ellos y un cigarro en la mano izquierda de la mujer. Parecía hipnotizada en la pareja de muchachas que tenía delante.
En su mesa había un cenicero vacío, una taza de café y otra de chocolate caliente. También, formando una pila al fondo del tablero color nácar, había un montón de cartas que ofrecían desde sandwiches hasta combinados.
La chica de más al fondo era morena, llevaba pantalones rojos y estaba apoyada en la pared escuchando a la otra. Llevaba un gorro rojo de invierno a juego con los pantalones y una camiseta en la que se podía leer en letras góticas all you need.
La otra tenía el pelo rizado, hipnóticamente rizado, y también era morena. Llevaba perfectamente delineada en negro la línea de los ojos, tanto por arriba como por abajo, y una blazer negra perfectamente conjuntada con sus pantalones y unas converse color grisáceo.
- Ya he aprendido a controlarme los días de lluvia. - dijo una mientras dio un sorbo a su café con leche.
- Esta mañana iba en el metro y lo único que pensaba era en metralletas. - se rió la otra.
- Es mejor caer desde medio metro que desde cincuenta. - Y la miró a los ojos como si la otra supiera perfectamente de lo que hablaban.
-La NBA tiene demasiados aficionados. - salieron del café en el que estaban, se despidieron y se perdieron entre la gente.



El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. 
Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, 
todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; 
y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.
(Aldous Huxley)

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