2/22/2010

¡Que ardan los cobardes!


Con ocho copas de Ribera del Duero recorría a las dos de la madrugada de un domingo Paseo de la Habana hacia arriba; el único sonido que era capaz de percibir era el de sus botines estrellándose contra el suelo y retumbando contra todas las paredes de las casas que la rodeaban y las aceras mojadas la acompañaban en sus zigzagueos nocturnos.
Venía de una reunión de actores.
Tras una ojeada al texto de más de tres horas pasaron a los destilados haciendo hincapié en historias de sexo y vida de cada uno. Al final sólo quedaron cinco: un director frustrado que odiaba la profesión que le daba de comer, dos nuevos integrantes de la compañía, una chica de diecinueve años que encandilaba con su sonrisa y un muchacho que asentía a todo cuanto decían.
Y ella afirmó, contó todas sus historias y batallas.
-Pero, lo que no entiendo es: ¿Cómo no se lo has dicho a Cos?
-Es fácil, me importa poco. Si me hubiese importado más hubiese hecho algo al respecto. 
La noche siguió y pudo encontrar una mano nueva que la rodease ese amanecer para no despertarse sola. ¡Ay! Alicia... ¿Cuándo dejarás que entren en tu mundo?



Para quedarte donde estás tienes que correr lo más rápido que puedas…
y si quieres ir a otro sitio, deberás correr, por lo menos, dos veces más rápido.
(Extrañas coincidencias)

2 comentarios:

  1. La fotografía me embrujó.
    Y el texto me recordó a esas reuniones de Oliveira y sus secuaces en Rayuela.

    Muchos besos.

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