5/30/2010

Novecientos catorce.





Alicia frotó la lámpara mágica.
-Genio, no sé qué pedir. - le preguntó cuando le tenía delante.
-Si no sabes qué pedir es que no quieres nada, ¿Y para eso me buscas muchachita?
Se sentó de golpe con las piernas en posición de loto dejando las bailarinas a cinco metros en el césped.
-Tengo miedo Genio, cada vez hay más cosas que no controlo.
La nube azul, como el de Aladín, se quedó mirándola mientras ponía en orden sus bigotes.
-¿Sabes la última cosa que le pregunté? Que cuál era su color favorito... - le dijo Alicia antes de volver a guardar la lámpara.










La arena está sobrevalorada, sólo son piedras diminutas.
(Charlie Kaufmann)

5/26/2010

Pretextos bipolares.





No voy a ordenar mi vida en cajas archivadas para ver que no es como esperaba, porque no quiero destrozar mi intento de llegar al fin del mundo.
Hoy me sentaré en mi viejo sofá beige y apoyaré la taza de té, sin mirar los posos, sobre la mecedora de mi derecha; y dejaré que me toques.
Podrás recorrer todos los puntos exclamativos e interrogativos que señalan mis lunares uniendo un mundo como un juego de puntos de los que solía hacer en los crucigramas de pequeña.
Es verdad, es bonito vivir lejos del mar. Desde el balcón puedo incluso tocarlo con los codos y olvidarme que todavía no he aprendido a nadar, que cada vez dependo un poco más de las pompas de jabón.
Me gusta cuando me besas la punta de la nariz y te ríes de mi mientras mi vida se acelera con retratos de una noche en los fotomatones para ver despegar razones con hielo.
Mi mundo sólo espera a la próxima sonrisa escondida entre el gas quemado de unas ruedas contra el alquitrán. 




Y el tuyo, ¿Qué espera?


Me incliné sobre ella y recorrí la piel de su vientre con la yema del dedo. 
Bea dejó caer los párpados, los ojos y me sonrió, segura y fuerte.
-Hazme lo que quieras .. -susurró.
Tenía diecisiete años y la vida en los labios.
(Carlos Ruiz Zafón, La sombra del viento)

5/25/2010

(T) de Tartamudear o de Tiersen.




-"Bajaba callando un pálpito absurdo,
entre los surcos de sus pechos,
ahorcados entre palabras de incienso. "
-¿Lo has escrito tú Ric?
-Sí.
-Yo no puedo ayudarte, creo que no puedo ni siquiera ayudarme a mi.
-Jen, a ti siempre te ha gustado volar.
-Corras lo que corras, el autobús no esperó por ti.




Raro, ra.
(Del latín rarus)
1. Que se comporta de un modo inhabitual.
2. Extraordinario, poco común o frecuente.
3. Escaso en su clase o especie.
4. Insigne, sobresaliente o excelente en su línea.
5. Extravagante de genio o de comportamiento y propenso a singularizarse.
6. Dicho de un gas enrarecido: que tiene poca densidad y consistencia. 
(Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua)

5/23/2010

Transformación de Harsanyi.




Alicia se movía de puntillas en sus converse plateadas, creo que lo hacía para descubrir cómo se ve el mundo desde unos centímetros más arriba. 
La luna derramando los sábados como espuma de cerveza. Y mientras, ella, baila al son de los semáforos en rojo refugiándose en cada esquinita de unos ojos de alquiler. 




Vivants, vous êtes des fantòmes. C'est nous qui sommes les vivants.




Usted no tiene huesos de cristal, podrá soportar los golpes de la vida. Si deja pasar la oportunidad, con el tiempo su corazón se ira volviendo seco y frágil como mi esqueleto. ¿A qué espera?, ande, vaya a por él.
(Amélie)

5/22/2010

(E) de Elegir o de Eleanor Rigby


Quizá era es cariño al rock and roll lo que hacía que Moira se soltase el pelo los martes por la noche y le acompañara a escuchar los pequeños conciertos de la capital. Eran las 5 de la mañana; Jack apareció con una margarita blanca en la mano, sus favoritas. 
-No sé qué decir. - dijo la chica del vestido de seda color salmón. 
- Pues no digas nada. 
Y le plantó un beso, un beso robado entre los 26 grados de luces de la Gran Vía. 
-Me siento como las serpientes: venenosa. Parece que el anhelo de riesgo hace que te acerques a mi pero que otra cuerda te tire cada vez que me miras a los ojos. Es como querer hacer paracaídas y saber que tienes más de un 60% de probabilidad de que no se abra cuando te tiras.
-¿Qué dices, M? - la miró con ternura, como si lo que estuviera diciendo fuese algo de entre las órbitas de Marte y Plutón. 
-Sí eso, que no sabes si quieres dejar morderte o marcharte con el rabo entre las piernas sediento de un veneno que quizá te podría llevar entre las estrellas. 
Siguieron caminando rectos: ella con su margarita blanca en la mano y él con la camisa desabrochada y sin zapatos. 
-¿De qué quieres el helado?
-Chocolate y nata, por favor. 



"La verdad es como una manta que siempre te deja los pies fríos. La estiras, la extiendes y nunca es suficiente. La sacudes, le das patadas, pero no llega a cubrirnos. Y desde que llegamos llorando hasta que nos vamos muriendo sólo nos cubre la cara, mientras gemimos, lloramos y gritamos." 
(El club de los poetas muertos)

5/19/2010

Es idiota escribir cuando no tienes nada que decir.


El chico guapo la miraba, sentado sobre el bordillo de piedra con los pies apoyados en la hierba, calzando unas viejas deportivas grises. Podría haber sido el primer día del otoño.
Monipenny le trataba de escuchar mientras agarraba sus rodillas entre los brazos intentando no dejarse volar. 
Sentía que tenía demasiadas heridas y agujeros.
No le vio sonreír ni uno de los 143 minutos que estuvo a su lado, puesto en su lugar por la vida, marcándole a fuego con huellas que a veces son demasiado fuertes como para lijarlas y que desaparezcan.
Trató de agarrarle la mano; ella, rebelde sin causa. Y encontró que no había suficiente cariño, ni ganas, ni constancia, ni valentía, ni paciencia, ni tiempo... y que dejaba que todo se le volviese a escapar. 
Pudo notar cómo sus cicatrices seguían marcando la diferencia levantando muros de hormigón que sus ácidas alas no estaban preparadas tampoco a derrumbar.
Probablemente se reparó a marchas forzadas mientras se desgastaba cada vez más.





Si alguno de ellos desea pasar por sabio, una sonrisa, un aplauso, un movimiento de orejas a manera de asno serán suficientes para hacer creer a los demás que él se halla al tanto de lo que se trata, pese a que en el fondo no entienda cosa alguna." 
(Elogio a la Locura; Erasmo de Rotterdam)

5/17/2010

La causa también puede ser el remedio.




No hace falta bozal para el perro si tienes la piel de acero.





("Es que la gente es mala...") Mala no; imbécil, que no es lo mismo. El mal presupone una determinación moral, intención y cierto pensamiento. El imbécil o cafre no se para a pensar ni a razonar. Actúa por instinto, como bestia del establo, convencido de que hace el bien, de que siempre tiene la razón y orgulloso de ir jodiendo, con perdón, a todo aquel que se le antoja diferente a él mismo, bien sea por el color, por creencia, por idioma, por nacionalidad, o por sus hábitos de ocio. Lo que hace falta en el mundo es más gente mala de verdad y menos cazurros limítrofes."
(Carlos Ruiz Zafón)

5/15/2010

(S) de Sangre o de Santander.


Un maletín  de cuero rojo con bordado en tres letras su nombre, Jen, tamaño din A4, a juego con los Balenciaga que calza de medio tacón, número 38. Lleva una falda estrecha de tubo color blanco perla hasta la cintura y su melena rubia recogida en un nudo marinero. 
Habla por el teléfono. 
- ¿Las emociones? No, no se venden. Pero puedes alquilarlas, en oferta, al mejor postor. - cruza la calle  mientras intenta anotar un nombre en la agenda - Las monedas no siempre tienen dos caras
Y cuelga. 
Cuando entra en el bar se sienta en la primera banqueta a mano derecha. A sus espaldas el recuerdo de una niña le hace girarse. Café. Sin azúcar. Sin sacarina. No le gusta endulzarse la vida. 
Un mensaje: "Las salidas de emergencia pueden ser trampas para ratones."
Paga y se marcha calle abajo.
Y los dos tacones olvidados, incrustados en el inodoro. 


 Si me hubiera parado a pensarlo, hubiera comprendido que mi devoción por Clara no era más que una fuente de sufrimiento. Quizás por eso la adoraba más, por esa estupidez eterna de perseguir a los que nos hacen daño...
(La sombra del viento, Carlos Ruiz Zafón)

5/13/2010

Los seis principios de Faraday.




Era domingo. Sí, era domingo. Lo recuerdo perfectamente. Era el domingo primero de mes a eso de las ocho de la tarde, quizá era lunes.
No debía
No quería.
No podía.
Trazaba con un HB cualquiera una línea de grafito sobre el papel blanco tendido en el suelo, cerca del punto rojo. Era un segmento infinito que me recordaba al rencor que deseaba generar taquicardias, taquicardias de un cuerpo sin corazón.
Primer espejo: “Hola, me llamo Moira, tengo 20 años…
No podía.
No quería.
No debía.
Me inventé una noche acorde a mi estado de ánimo pintándome los labios de rosa y alisándome el pelo mientras oía el café saliendo de la cafetera. Todos desfilaban con el whisky en la mano sin saber que había ciertos lugares a los que no se debe volver pasado un tiempo. Donde hay mucho, hay para todos.
Le vi, vi sus hoyuelos apoyados en la barra fija con una chaqueta negra y las manos tan suaves como una lija desollada. Me preguntó por qué no me dejaba querer.
No quería.
No podía.
No debía. 




"Oh, tu crees que eres muy original, ¿no?. He visto a un millón de tios como tú. Vagamente inteligente, agonista de las clases medias, lees un libro de Camus, otro de Kafka. Sin sustancia realmente, sólo un pequeño revoltijo sin dirección; inmaduro, sexual, arrogante, impotente y rabioso.
¿Yo? Yo soy tú antes de que te marchitaras y murieras."
(Skins)

5/11/2010

(L) de Lidiar o de Londres.


La anarquía tiene dos caras: la creadora y la destructora.

Este mundo no se destruirá por el deshielo, ni por una bomba atómica.
Se morirá de un ataque de risa.








"Siempre se puede confiar en las malas personas. Nunca cambian. No te defraudan jamás."
(Sin noticias de Dios)

5/10/2010

Feliz Cumpleaños a mi.

 

Intento recopilar cada instante de estos 20 años:
-Los secretos guardados, todos los besos que me han robado y también los que he regalado a cambio de nada. 
-Las sonrisas prestadas a largo plazo y sin intereses, una media de la intensidad de las miradas que me han arropado mientras bailaba sin que nadie me mirase y los centímetros de cuerda que exprimí antes de que el tira y afloja se rompiese. 
-El número de veces que golpee la cabeza con la misma pared, los desempates a muerte medidos en décimas de segundo, las cicatrices que no pueden ser lijadas, las decepciones que se quedarán conmigo para siempre y las manos de todas las personas que me empujan hacia delante. 
-Una recopilación de las notas que he tocado en mi guitarra desafinada y cada uno de los compases que canto con mi grupo de rock delante de un micrófono distorsionado. 
-Las casualidades tomadas en decilitros de coca-cola light, el número total de las pulsaciones de mi corazón desde que nací este 10 de mayo y la tasa de desviación cuando él se acercaba. 
-Las copas de ron en función de los cubitos de hielo que incluían, la cantidad de horas escuchando música y los segundos al cuadrado subida en mi moto a más de 140 kilómetros por hora. 
-Un valor aproximado de la medida en julios de los abrazos dados y recibidos, todo lo que he empezado a escribir, las líneas de los mensajes que nunca envié y todos los trancos subida encima de mis caballos. 
-Los hoyuelos en los que me he fijado, las noches en la jaima con mis hermanos y las calorías de todas las onzas de chocolate negro que he tomado.
-La suma total de los decibelios que he gritado porque echaba de menos y los rayos de sol que me han acompañado. 

Sí, me gustan las enumeraciones; pero nada engaña más que los recuerdos. 



"No eres como los demás. Y he visto a muchos, y los conozco. Cuando hablo, tu me miras. Anoche, cuando dije algo acerca de la luna, tú miraste hacia la luna. Los demás nunca harían algo así. Los demás me dejarían hablando sola o me amenazarían. Ahora nadie tiene tiempo para nadie. Tú eres uno de los pocos que me soportan, Por eso pienso que es muy extraño que seas un bombero, me parece que no es lo apropiado para ti."
(Fahreinheit 451)

5/07/2010

Happy sweet not twenty





Ric, con sus ojos color miel y su chupa de cuero. Ric, caminando entre los bulevares de ésa capital de la que se sentía prácticamente dueño. 
-¿Por qué desapareciste Cati? - me preguntó nada más verme. Era imposible que supiera donde estaba, no sabía cómo encontrarme, nunca le había dado mi número de teléfono, ni siquiera mi nombre.
-Hola, Ric. ¿Cómo te va? - le pregunté mientras trataba de terminar la última línea de la página que estaba leyendo. 
Le reconocí por su voz, era una voz rasgada pero dulce que siempre me había hecho recordar las empanadillas que preparaban en Buenos Aires. Se sentó a mi lado, y cuando lo hizo noté cómo vibraba el banco de granito gris oscuro. Era curiosa la sensación del viento de Abril recorriendo mi cara mientras los rayos de sol me hacían parecer un poquito más rubia. 
-Podrías haberte despedido. 
Me quedé callada. Callada como una muerta mientras él se quitaba los anteojos negros para mirarme a la cara. Pasaron por lo menos cinco minutos; los dos sentados, cada uno en un sentido distinto con delante dos mundos completamente diferentes; sonaba alguien tocando el acordeón. 
-Tú y tu mundo. - añadió- Estás muy guapa. - se levantó y cuando ya había puesto el primer pie sobre la calzada le sonreí. La verdad es que no le había echado de menos, quizá alguna vez me hubiese gustado un abrazo como los suyos; pero sólo quizás. 
Le grité desde lejos, le grité tan fuerte que no pudo oír que le dije que se lo había advertido. 
Sí, se lo advertí. Que yo no era un décimo de lotería, que no estaba ahí para hacer realidad sus ilusiones. 





"Otras veces exponía, con la gravedad de una profunda convicción, su manera de ver la vida. Para él, la existencia era a modo de un lienzo gris, y el gran talento de los hombres consistía en saber cubrir de colores vivos y risueños ese fondo de tristeza para ignorarlo, engañándose misericordiosamente.
-Todos llevamos - añadía - una orquesta dentro de nosotros. Lo importante es hacerla funcionar, que toque sin descanso la sinfonía de Ilusión y Deseo, únicos temas que sostienen nuestra vida. No hay que dejar que se calle. Una vez terminada una partitura, pongamos otra inmediatamente en el atril"
(El sol de los muertos; Vicente Blasco Ibáñez)

5/04/2010

Oí tu gota inundarse en mis labios.




Con una jugada cargada de entropía, por ese vacío de soledad,  se suicidarán las palabras.





Caye: ¿sabes que el mar aquí es muy importante?
Zulema: no hay mar aquí
Caye: Por eso, es donde más se piensa en él. Las cosas no son importantes porque existan, son importantes si se piensan el ellas...como tu hijo que no está,pero piensas en el cada día, ¿a que sí?, por eso existe...porque piensas en él. Mi madre lo dice siempre...que existimos porque alguien piensa en nosotros y no al revés, dice que lo dijo no se quien,pero yo creo que se lo inventa ella, se lo inventa todo seguro.Yo, en realidad, no creo mucho en Dios, ni soy muy religiosa ni nada,mi madre sí lo es.Yo, lo único, sí he pensado y creo que,bueno, que lo peor no sería que no hubiera nada después de la muerte,peor sería que hubiera otra vida que fuera como ésta"
(Princesas)

5/03/2010

(G) de Gritar o de Goya.


Alicia se sentó en la proa del barco mientras que su tocado y su perfecto peinado desafiaban al viento y disfrutaba de los surcos que hacían sus pies cuando chocaban contra las burbujas del agua.
 Los rayos de sol  coincidían con las ráfagas de brisa que se colaban sutiles por los entresijos de su pelo azotando la nuca.
Puede escuchar los gritos de los marineros dándose órdenes y contraórdenes en un idioma que no es claramente el suyo; pero consigue aislar la sensación pacífica de calma de aquel mundo en movimiento que la rodea.
Otea el mundo sin deformarlo.
Espera a que cada segundo suceda al precedente para poder seguir disfrutando de una racha de brisa más, de las peligrosas borlas de espuma, del ladrido de otro ácido sonido…



¿Y qué pasa si la realidad no es más que una enfermedad?
Chuck Palahniuk

5/01/2010

1,648721271











-No quiero saber la raíz cuadrada del número e.

-¿Sabes? Ahora creo que tomé la decisión correcta. 
-Estás chiflada, alcoholizada, con los tacones en la mano y el rimmel corrido. Vamos, te llevo a casa. 
-Tomé la decisión correcta Ál.
-Ya, sin embargo no hay ni un día que pase en el que no te arrepientas de no haber tomado una opción diferente, princesa







Ella - ¿Te aburren tanto como a mi?               
Él - No he venido a divertirme, he venido por ti. Llevo días observándote. Eres muy deseable. No es tu rostro, ni tu físico, ni tu voz....son tus ojos. Las cosas que veo en tus ojos.
Ella - ¿Y qué ves en mis ojos?
Él - Una serenidad salvaje. No quieres huir, afrontarás lo que tienes que afrontar, pero no quieres hacerlo sola.
Ella - No, no quiero hacerlo yo sola.
(Sin City)