9/05/2010

(Q) de Quizá o de Don Quijote.





La tarde intuía aires de otoño pero las hojas todavía no se dejaban calcar en las alcantarillas de los pequeños entresijos de La Latina. En la Plaza de la Paja, con unos pantalones vaqueros rasgados y deshilachados y una bandolera color café, Laura encontró a Cati con un tinto de verano sobre la mesa de metal y un cigarrillo en la boca mientras leía algo de Kafka.
-Hola, Cati. - le dijo estando todavía de pie.
En un gesto demasiado pausado ella movió su brazo y apoyó la última calada de su pitillo en el cenicero de cristal transparente. Había dejado la cama sin hacer por la mañana y la taza de té a medio tomar al borde de la bañera; el pelo se lo había anudado con un lapicero viejo y sólo había pintado sus uñas de color rojo.
-¿Cómo estás? - le contestó ella haciendo un gesto de afirmación; no creía que se la pudiera encontrar después de tantos meses sin dirigirse más que algún mensaje de texto por confusión.
-¿Bien y tú?
-Cansada de sonreírte los seis días de la semana y de que seas una mentira envuelta en un albornoz naranja fosforito. 
Laura se quedó inmóvil, consciente de haberla tachado sin valorar ni siquiera los imanes que la traía después de cada uno de sus viajes.
-¿Qué?
Entonces, la chica del moño, se colgó su bandolera y se puso en pie.
-Que te comas tus sandalias en época de exámenes y tus lágrimas de María Magdalena. - caminó unos metros hacia arriba - ¡Ah! Y también, si quieres, cómete mi vida. Que parece que te gusta más que la tuya.





Qui habet aures audiendi, audiat. 







Quería destruir todas las hermosas cosas que nunca tendría. Incendiar las selvas tropicales del Amazonas. Provocar emisiones de clorofluorocarbonos que destruyan el ozono. Abrir las válvulas de los contenedores de los super pretoleros y vertir directamente al océano el crudo de los pozos pretolíferos. Quería matar a todos los peces que no podía permitirme comer, y empantanar las playas francesas que jamás llegaría a ver. Quería meterle una bala entre ceja y ceja a todos los osos panda en peligro de extinción que no se decidían a follar para salvar su especie, y a las ballenas y delfines que se dejaban morir embarrancando en las playas. Deseaba respirar humo. Deseaba incendiar el Louvre; volver a esculpir las esculturas de Fidias del Partenón con una almádena y limpiarme el culo con la Mona Lisa. Mi mundo, el mío, y todos los antepasados están muertos.
(El club de la lucha)



4 comentarios:

  1. Hola :)
    estoy recomenzando mi blog, espero
    te suscribas nuevamente y podamos leernos, te dejo besitos
    Adios.

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  2. (Q) de Queso maloliente en la mochila del colegio o de
    te Quiero

    voto por las cuatro opciones Q

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  3. Sin comentarios, asustando como un fantasma

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