A veces le gustaría vivir hace sesenta años. Y sentarse en
el café de la estación de trenes y poder oirlos partir, soltando humo y
avisando el largo viaje que quedaba por delante.
No sabía exactamente si observar desde la estación sería
suficiente o si, en un intento ahogado, correría en el último minuto para
intentar cazar el aliento de la nueva partida. Al fin y al cabo el ser humano
está un poco hecho así, demasiado asustado para cambiar pero lo suficientemente
consciente como para saber que si se queda tendrá que luchar todavía más fuerte
para que la ola no le sumerja. Mientras tanto resulta sencillo anclarse a
alguna mentira social sensiblona, abandonar el derecho a vivir y mecerse al
compás de la energía que los otros proyecten, chupando lo necesario para
vegetar.
-Venga, - le dijo Jack – es hora de irnos o no vamos a
llegar a cenar. Hoy el tiempo sí que no perdona.
Como si las campanadas fueran lo único que marcase realmente
una contrarreloj, tenía que estar perfecta para la cena de esa noche. Jen cortó
su mirada perdida y la levantó hacia él. Su tez nacarada perfecta y su moño
rubio enredado creando una exacta caracola le hicieron una vez más rendirse
ante ella. La abrazó con ternura, como si la estuviese salvando de un abismo
que sólo para él existía y dejaron la estación, lo que ella no sabía es que el
viaje ya tenía fecha.
I
think you're really too perfect to live in this world. I mean, all the
beautifully furnished rooms, carefully designed interiors, everything's so
controlled. There wasn't any room for any real feelings. None, between any of
us.
(Interiors)