10/25/2013

El por qué de El Club del Cupcake

Hoy no vengo a hablar de Moira, ni de Jen, ni de Teo o Lía. Ni tampoco traigo una pincelada de sus vidas o una pizca del mundo. Lo que sí que quiero es disculparme, ante todo, por la ausencia pero en mi defensa diré que ha sido más o menos justificada.

El diez de julio la editorial Espasa llamó a mi puerta: "Queremos hacer un libro de cupcakes, y queremos que lo hagas tú. Tiene que estar listo para la primera semana de septiembre". Fueron dos cosas las que se me vinieron a la cabeza en ese instante. La primera, que yo había probado los cupcakes sólo una vez y que los había aborrecido. Y la segunda, que en dos meses de tiempo iba a tener que estar sin dormir todo el verano si quería conseguir algo decente. Pero me lié la manta a la cabeza y me lancé al vacío. Me han ayudado mucho, cada capítulo que iba escribiendo se lo mandaba a mi círculo más cercano y ellos corregían, daban pistas, alternativas y puntos de vista no oxidados que se convirtieron en mi salvavidas.


Una receta de un cupcake en cada capítulo, pero pastelillos diferentes a los que se suelen ver, habrá de pizza y de croquenbuche entre otros muchos, y todos trabajados con la ayuda de Iñaki en ABaC, donde Jordi Cruz me abrió sus puertas para experimentar y conseguir lo que yo buscaba.

Yo no soy escritora profesional, ni tampoco cocinera, pero lo que sí que os puedo asegurar es que he puesto el 200% en este libro, todo mi cariño y lo mejor de mí para convertir esta historia en algo divertido que os entretenga, os abstraiga de vuestra realidad y os permita soñar un poco más.

Saldrá a la venta el 19 de noviembre pero lo podéis comprar por adelantado en algunas páginas de internet como la de La Casa del Libro. De todas formas, y sólo para vosotros, el 6 de noviembre subiré un adelanto, para que os vayáis enganchando.

Por ahora os dejo la sinopsis:

Entusiasta, temperamental  con un talento fuera de lo común para la cocina, Silvia tiene muy claro lo que quiere: abrir un pequeño obrador de repostería con el que ganarse la vida. 
Pero tiene todavía más claro lo que no le gusta: no entiende la moda de los cupcakes ("esas magdalenas raras", que diría su abuela), no va a enredarse en una relación amorosa (para eso ya está su amiga Casilda) y, desde luego, no piensa presentarse nunca, jamás, ni de broma, a uno de esos concursos de cocina de la televisión.
Sin embargo, Silvia descubrirá que el camino hacia los sueños tiene desvíos inesperados. 


Espero que lo leáis, que os guste y muchas, muchas gracias a todos por vuestro apoyo, de corazón.

¡Ah! Y que vivan los cupcakes, que ya me he encariñado de ellos.