12/27/2013

Spezzeró le ali del destino, e ti avró vicino.


De esa manera su cuerpo se convirtió en su diario. Como sucedía en alta mar, el pirata marca su piel con un periodo especial de su vida. Algo que, viviendo con él hasta el fin de los días, no sólo lo alberga en el pasado sino que hace que lo conserve para siempre.




"Las relaciones no funcionan como lo hacen en la televisión y las películas. "¿Lo harán? ¿No lo harán?" Finalmente lo hacen y son felices para siempre. Por favor. Nueve de cada diez terminan porque no eran adecuados el uno para el otro para empezar, y la mitad de los que se casan se divorcian de todos modos. Y a través de todo esto, no me he convertido en un cínico. No es así. Sí, resulta que sí creo que el amor es principalmente sobre entregar bombones de chocolate, y ya sabes, en algunas culturas, una gallina. Puedes llamarme ingenuo. No me importa. Porque sí... creo en él. El punto es que... las parejas que en verdad son adecuadas el uno para el otro atraviesan por la misma mierda que todos los demás. Pero la gran diferencia es que no permiten que eso los afecte. Una de esas dos personas se pondrá de pie y luchará por esa relación cada vez, y si es lo correcto y tienen mucha suerte.Uno de ellos dirá algo." 
(Scrubs)

12/26/2013

Respireró piano per non far rumore



-Hay cierta delicadeza romántica en el sonido de la lluvia al golpear el cristal, ¿sabes? Quizá sea sólo el despertar de las rosas secas que acompañan su armonía, como si fuese primavera pero en mitad del más gélido de los inviernos. 
El chico guapo la miraba atento pero impasible, o impasable, o imposible. La intentaba escuchar mientras su cabeza se convencía de que no debía hacerlo, rescatando recuerdos amargos, momentos inválidos, abrazos rotos. El álbum se volvía a completar, las páginas pasaban llenas de fotografías de ellos juntos, separados y vueltos a juntar. Nadie dijo nunca que fuera a ser fácil. Pero es que eso estaba siendo jodidamente complicado.
-Me gusta verte así. Claro. Anticiclónico. Hierático.  - siguió ella cogiéndose las rodillas - No quiero entrar, ni rasgar, ni clavar. No quiero más de eso. Pero sí que quiero vida. Con su V. Quiero Volver a Vibrar. 
Paró un segundo, mirando al infinito, recordándose fuera del coche con cuatro carteles pintados a mano.  - Y las plumas serán preciosas, estoy segura; alas que virarán en direcciones opuestas porque los golpes harán que simules que no me conoces. Aunque estés aquí, diciéndome que puedo apoyarme. Pero es que aunque en la ciudad esté lloviendo no llamo para que apagues ningún incendio. Mi monólogo de hoy no escribe árboles, ni pinta canciones, ni corrige carreteras; sólo marca un día especial, el principio de un final cuya crónica parecía no estar anunciada, como si hubiera luchado para que no ocurriese. Pero he hecho de tripas corazón y las lágrimas han salido al son de esta ciclogénesis que parece que ha llegado para arrancar barandillas y levantar caudales, dispuesta a derrocar mentiras y dejar que por la ventana vuelvan a colarse lineas de luz en el techo. 
Él seguía en su exacta misma postura, perdiéndose en las farolas cada rato que buscaba evitar su mirada, porque se sentía incapaz de mantenerla, quizá porque sabía que era lo que podía delatarle.
-Estás tan asustada de tí misma que no quiero ni un 0,5%.- le contestó. Era lo único que el Chico Guapo podía esgrimir en ese momento así que ella, consciente de la pared de hielo que marcaba sus palabras, abrió sus manos y dejó que toda la sangre cayese, desnudándose, quedándose completamente seca. Consciente y culpable. Frunció el ceño y se olvidó de él por un instante, volviendo la mirada a lo que quizá era la razón por la que estaba ahí, con él.
Fue entonces, cuando él ya se había dado la vuelta, que corrió a su lado y, sintiéndose más diminuta que nunca, le dejó marchar, consciente de que no quería dolor para él, a sabiendas de que todos sus sueños se desmoronarían esa noche y que ya no habría ni iglesias al borde del mar ni mañanas de post-its que guiasen al desayuno.
-Lo que estoy es cansada de ir cincuenta metros por detrás y que parezca que voy uno por delante. Sólo quiero casa. Y volver a Volar.


“Qualunque cosa farai amala, come amavi la cabina del Paradiso.”
(Cinema Paradiso)                   

12/21/2013

How I miss our little talks



Nunca he sido de esos que cuenta los días ni sabe las fechas especiales. No tengo ni idea de qué vals bailamos aquella noche ni de la colonia que llevabas la primera vez que te subiste al coche.
Pero sí recuerdo lo que escocía esa caricia en la mejilla el amanecer que no dormí.
Porque lo vi, lo vi desde lejos. Vi tus ganas buscando calor por las calles oscuras, lamiéndote las heridas como una perra perdida con ganas de jugar.
-Ya sabes lo que dicen, Cat. Pies fríos, corazón caliente. 
-¿Y cuándo el corazón está petrificado también?
-No sé. Pero como tengas el corazón tan caliente como fríos tus pies seguro que estás ardiendo en el infierno. 
En busca de un cuerpo, un roce, una mirada. Que no retienes. Porque no sabes. Porque no quieres. Porque estás tan terriblemente asustada en tu quietud que no hay vida más allá de tus cuatro paredes.
Tan nítidas que no te permiten ver que no caben reproches en estas pestañas y que en estas caderas se desatan más de tres abrazos. Abrazos que nunca se dan y que, incluso, se escapan.
Ves que no me olvido, hermosa, que todavía quiero devolverte tus uñas clavadas en mi espalda esa noche. Porque sí, son tuyas. Y las sonrisas también, si las quieres.
En una caja de música. Que calle todo lo que no se baila.



Y así fue como pasó, en el segundo día de trabajo, el grupo de convictos que reparaba el techo de la fábrica en la primavera del 49 terminó sentado a las diez de la mañana tomando una cerveza fría, cortesía del tipo más duro que jamás estuvo en la prisión de Shawshank... El cabrón incluso logró sonar grandioso. Nos sentamos y bebimos con el sol a nuestras espaldas, sintiéndonos como hombres libres. Maldita sea, podríamos estar reparando el techo de una de nuestras casas. Éramos los reyes de la creación. Ahora Andy, el pasó ese descanso sentado en la sombra, una extraña pequeña sonrisa en su rostro mientras nos veía tomar cerveza... Alguno podrá decir que lo hizo para ganarse el favor de los guardias, o tal vez para hacer unos cuantos amigos entre los convictos. ¿Mi opinión? Creo que lo hizo para sentirse normal de nuevo, tan solo por un momento.
(Cadena perpetua)

12/03/2013

Voces que desaparecen y gargantas que se quedan





La ventanilla del coche. El barrio “bien” de Portland, Maine. De repente, como un flashazo, sentirse en Santander. Con ella. No sé si es el ladrillo que conexiona en mi cabeza o el recuerdo de ella, de su sonrisa. Ella está en mi cabeza y no sé si no puedo dejar de pensar en ella porque nunca estuve enamorado de ella o porque siempre lo estuve y no quise. Es una combinación fascinante de endorfinas, nostalgia y ladrillo.
¿La volveré a ver? Ya no estoy tan seguro. hace apenas dos meses éramos uña y carne, los mejores amigos. Nuestros encontronazos, nuestras diferencias pero nuestros espacios y un grandísimo espacio común. Ahora sé que mi espacio -o no tanto mi espacio- sino mi dirección apunta hacia otro lado. Muy diferente. Otras metas. He decidido seguirlas y dejar de mirar atrás como si pudiera compaginarlo todo.


No quiero compaginar nada. Sólo me quiero a mí. Por egoista que suene. Es lo que quiero hacer. No sé bien cómo. Me asusta no saber el camino. Por ahora tengo algo a lo que aferrarme. Ya veremos el año que viene.


Siento nostalgia por todo lo que dejo atrás. Me gusta mirar atrás, pero sé que a partir de ahora cada vez miraré menos y menos hacia atrás. me gusta combinarlo con el futuro: pensar en volver a mis raíces con todo el camino hecho. Pero sé que será mucho más difícil, que estoy tomando una dirección que no asegura la vuelta.
Ni la vuelta, ni la felicidad, ni nada. Sólo me asegura que es donde quiero mirar. tengo dudas. Me siembra dudas mi entorno, mi familia, mis amigos. Pero por eso tengo que ser fuerte. Olvidar lo que he sido o conseguido y mirar hacia donde quiero ir. Escribir lo que quiero escribir.


Trato de pensar en razones para hacer lo que hago pero es que realmente no hay razones. Y es perder el tiempo. Lo que tengo que pensar es en qué quiero hacer y qué cosas siento que tengo que hacer. Y medios para hacer. Qué siento que quiero hacer y maneras de llegar a ello. Tengo que pensar en “afuera”, en los sitios y las cosas que me van a permitir hacer lo que quiero.
Leer lo que tengo que leer, escribir lo que tengo que escribir. No perder el tiempo, porque mi tiempo es mi sueño.

Pero me concedo perder un poco el tiempo pensando en ella, en su pelo y en las calles de Santander. Las casas bonitas y en sus pasos al lado de mis pasos.
Y sigo mi camino, que me aleja más y más de ella.


Y no siendo mío, esto tenía que estar aquí.