12/12/2014

Reina a H5



Sólo hay que llegar a entender que en este juego gana la muerte cuando nosotros ya hemos jugado demasiado.
Recorre el tablero.
No dejes de jugar antes de que ella diga Jaque Mate.


"Ningún auténtico fiasco ha sido producto de una búsqueda de la suficiencia. Un lema de los comandos británicos es: "Aquellos que arriesgan, ganan". Un simple sarmiento verde es capaz de crecer sobre el cemento. El salmón del pacífico boreal sufre golpes hasta sangrar en su empeño de viajar 100 de km rio arriba, contra la corriente, con un único propósito: el sexo, por supuesto. Pero también, la vida."
(Elisabethtown)


6/05/2014

Un post-it por día.


Saltar en vuelo al vacío para poder bailar al son de una pregunta que repetir. 

¿Te lo he dicho hoy? 

Y ahora, sólo sonríe. 


"Te quiero cuando tienes frío estando a 21º, te quiero cuando tardas una hora para pedir un bocadillo, adoro la arruga que se te forma aquí cuando me miras como si estuviera loco, te quiero cuando después de pasar el día contigo mi ropa huele a tu perfume y quiero que seas tú la última persona con la que hable antes de dormirme por las noches. Y eso no es porque esté solo ni tampoco porque sea nochevieja. He venido aquí esta noche porque cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien, deseas que el resto de tu vida empiece lo antes posible."
(Cuando Harry encontró a Sally)

5/25/2014

I can't be fixed. Because there's nothing to fix.



Es observando como siempre se aprende. Recogiendo las cosas no verbales que van quedando por el camino, porque la gente nunca te dirá lo que debes saber. Tienes que conseguir por ti mismo lo que sea que necesitas para poder sobrevivir. La única manera de hacerse fuerte es haciendo las cosas que implican que lo seas. Esta es la única forma de aprendizaje, la genuina.





La nueva enfermedad llegó. Y aprendí que el tiempo no cura. Todo es peor con los días. Tengo manchas como un perro. Toso y no puedo girar la cabeza. Me planteo dormir con la gente que no me gusta; necesito tumbarme y tener de frente a alguien que me adore. Voy a pensar más antes de que no pueda. Me encanta mi mente cuando es la más brillante. Quiero contarte lo que sé, no vaya a ser que puedas utilizarlo en algún momento: quiero ir al futuro, por favor. 
(Jenny Holzer)

5/10/2014

Hoy te he visto en el reflejo del aire. Día 6.


Dejó de planear momentos el día que nació. Alicia tenía el fantástico defecto de sentirse ajena a la obra de su vida; ella no iba a contratar actores, ni a elegir la música de fondo, ni el lugar donde se rodara la escena, sino que se saltaría las reglas de su día a día vistiendo botas de agua color amarillo pollito, por si algún charco se hacía más grande de lo normal.
Aquel día entró a través de la minúscula puerta de la casa azul cián cargada con un pequeña cajita de pastas. Las había de todos los sabores y colores, más neutras y del más puro e intenso chocolate negro, ese que le gustaba roer con la boca pequeña nada más terminar de comer. Cuando llegó hasta el fondo de la cocina, una puerta se abrió guiándola hasta el recogido jardín que observaba parando el resto del mundo, como si nada fuera de esas cuatro hortensias ya existiera. Fue allí donde su gato la esperaba, listo para preguntarle si ya tenía claro qué camino quería seguir.






En el hospital, vemos adicciones cada día. Es impresionante la de clases de adicciones que existen. Sería demasiado fácil si sólo fueran las drogas, las bebidas y el tabaco. Yo creo que la parte más dura de mandar a la mierda un hábito es querer mandarlo a la mierda. Es decir, nos hacemos adictos por un motivo, ¿verdad? A menudo, demasiado a menudo, las cosas empiezan de cero como una parte normal de tu vida y, de algún modo, cruzan la línea de la obsesión, compulsión. Perder el control. Es el colocón que arrastramos. El colocón hace que todo lo demás se apague lentamente. El caso es que la adicción no acaba bien porque tarde o temprano, lo que nos haya tenido drogados deja de hacer sentir bien y empieza a doler. Pero dicen que no mandas a la mierda el hábito hasta que caes en lo más bajo. Pero, ¿cuándo sabes que has caído? Porque no importa cuánto daño nos está haciendo algo; a veces, dejarlo marchar, nos duele más.
(Anatomía de Grey)

5/08/2014

Loco por reanimarte. Día 4.



Una de esas viejas costumbres que Jen atesoraba en sus tardes de moño rubio y camisa de hombre por casa era la de pintar camisetas. De un algodón blanco finísimo e híper suave, las colocaba alrededor de una tabla de plástico verde y comenzaba a esbozar el dibujo a lápiz. Una taza de té humeante, los pies descalzos y el grafito girando en su mano era lo único que necesitaba para pasar unos minutos ante el lienzo en blanco.
No hay cosa peor, ni mejor, que una página en blanco. Igual que el vacío apremia la sensación de desconcierto y anhelo, es tan grande lo que el color neutro engloba que nos permite crear cualquier cosa. Y ahí estaba ella, haciéndose tirabuzones en el pelo mientras estiraba su pie derecho creando una punta perfecta, como si de una bailarina se tratase.

Contar las rayas que hacen las persianas en el techo por la mañana.
Cantar canciones bipolares y absurdas que animan una tarde.
Comer espaguetis con tomate.
Reír.
Llorar.
Una mano. O, mejor, un pie.
Un paseo por el Prado.
El Ikea de Leeds.
Recoger conchas en el Sardinero.
Un relincho.
Una cama grande muy deshecha.
Un masaje con dulce final.
Un gol del atleti.
Tinta que nunca se borra.
Cartas enumeradas.
Escapadas dentro de la Gran Vía.
Motos gemelas.
Buscando el 21.
Un ron a palo seco y un Jack Daniel's.
Soñar con un concierto de Coldplay.
Inevitable de Shakira.
Sabroso.
Caricias en el pelo y siestas inmóviles.
Familia. Casa. Vida.

De pronto, todo eso se volvió color y del lápiz pasó al pincel perfilando perfectamente un número que se postulaba simplemente como uno más de los muchos que habría. O eso es lo que ella soñaba mientras cenaba calles vacías y miradas perdidas.




"Para él, lo que queda es su destino; para mí el frasco de cocaína."
(Sherlock Holmes)

5/07/2014

Necesito dormir seis meses seguidos. Día 2.



Sentía como si se le escaparan las cosas como si de un colador con los agujeros demasiado grandes se tratase. A decir verdad tenía la mirada enajenada de tan perdida y sus manos, delicadas y finas,  se entrelazaban creando un fantástico laberinto de fragilidad absoluta. Ella no se acicalaba el pelo como las otras, ni se pintaba las uñas, no usaba perfume más que un agua de naranja y rara era la vez que llevaba falda.

Pero no fueron sus ojos, ni su boca, los que me confesaron su secreto. Fue un leve temblor en los labios cuando, tras darle un mordisco a su nueva manzana, se giró esperando a que su cuerpo fuese observado. Intacto al tacto, pero arrasado por las heridas. Llagas que habían hecho que, por mucho viento que azotase, la veleta ni se inmutase.


"Hay días en los que la recuerdo y me pregunto, ¿qué estará haciendo? Hay noches, en cambio, en las que la extraño y me pregunto, ¿qué me estoy haciendo?"
(Mario Vargas Llosa)

5/06/2014

Te he echado de menos. Día 1.


-Ahora sí que entiendo lo que significa. -espetó Moira al aire, saliendo de su fantasía. -Es todo igual que la sonrisa que intento esbozar, esa que significa que todo va bien; o que hace que lo parezca. 
El rosa de su camiseta era la única luz de ese parque lleno de cemento y, mientras estaba sentada delante de mí, tenía la cara desencajada, más pálida que nunca, y el pelo recogido en un nudo incapaz de deshelarse por mucho que se quejase del calor. 
-Hay dolores que no superan ni siquiera nuestro vals, mi amor. - le dije mientras intentaba controlar el temblor de mis manos. 
-Aquí el problema es que siempre te amaré, incluso en el momento que ya no te quiera. - me contestó.
Entonces, se levantó y la perdí de vista. Pero, muy en el fondo, siempre supe que en cuanto dobló la esquina se derrumbó tanto que hirió el hormigón tatuando en la acera que sólo hay un Vuelo en la vida. 



-Pero si no he muerto, si he podido seguir viviendo, ha sido porque pensaba que si algún día volvías a mi lado, yo, con todo, sería capaz de aceptarte de nuevo. Por eso no he muerto. Y eso no tiene nada que ver con tener o no tener derecho, nada que ver con lo correcto o lo incorrecto. Quizá seas un estúpido. Quizás no valga la pena. Quizás vuelvas a herirme. Pero ésa no es la cuestión. Tú no entiendes nada de nada.
-Tal vez no.
-Y no me preguntas nada.
Abrí la boca dispuesto a decir algo, pero no me salieron las palabras. Era cierto que no le había hecho ninguna pregunta. "¿Por qué?", pensé. "¿Por qué no le he preguntado nada?"
-Los derechos son los que tú vayas construyendo a partir de ahora -dijo Yukiko-. O los que nosotros construyamos. Quizá no bastaba. Quizá parecía que habíamos construido juntos muchas cosas cuando, en realidad, no habíamos hecho nada. Posiblemente, todo nos haya ido demasiado bien. Tal vez hayamos sido demasiado felices. ¿No crees?
(...)
-¿Entiendes lo que quiero decir?
-Creo que sí.
-Quizá vuelvas a herime. Y lo que será de mí entonces, no lo sé. O quizá sea yo la que te hiera a ti. No puedo prometerte nada. Eso es seguro. Ni yo puedo prometerte nada a ti, ni tú puedes prometerme nada a mí. Pero te amo. Simplemente eso.
La abracé y le acaricié el pelo.

3/02/2014

Baños en chocolate y mañanas de desvelo



You cannot fix something that has changed. Because it is not broken, it has just learnt.
Evolution is in change. 




Yo aprendía contigo lenguajes paralelos: el de esa geometría de tu cuerpo que me llenaba la boca y las manos de teoremas temblorosos, el de tu hablar diferente, tu lengua insular que tantas veces me confundía. Con el perfume del tabaco vuelve ahora un recuerdo preciso que lo abarca todo en un instante que es como un vórtice, sé que dijiste " Me da pena, y yo no comprendí porque nada creía que pudiera apenarte en esa maraña de caricias que nos volvía ovillo blanco y negro, lenta danza en que el uno pesaba sobre el otro para luego dejarse invadir por la presión liviana de unos muslos, de unos brazos, rotando blandamente y desligándose hasta otra vez ovillarse y repetir las caída desde lo alto o lo hondo, jinete o potro arquero o gacela, hipogrifos afrontados, delfines en mitad del salto. Entonces aprendí que la pena en tu boca era otro nombre del pudor y la vergüenza, y que no te decidías a mi nueva sed que ya tanto habías saciado, que me rechazabas suplicando con esa manera de esconder los ojos, de apoyar el mentón en la garganta para no dejarme en la boca más que el negro nido de tu pelo.

Dijiste "Me da pena, sabes", y volcada de espaldas me miraste con ojos y senos, con labios que trazaban una flor de lentos pétalos. Tuve que doblarte los brazos, murmurar un último deseo con el correr de las manos por las más dulces colinas, sintiendo como poco a poco cedías y te echabas de lado hasta rendir el sedoso muro de tu espalda donde un menudo omóplato tenía algo de ala de ángel mancillado. Te daba pena, y de esa pena iba a nacer el perfume que ahora me devuelve a tu vergüenza antes de que otro acorde, el último, nos alzara en una misma estremecida réplica. Sé que cerré los ojos, que lamí la sal de tu piel, que descendí volcándote hasta sentir tus riñones como el estrechamiento de la jarra donde se apoyan las manos con el ritmo de la ofrenda; en algún momento llegué a perderme en el pasaje hurtado y prieto que se llegaba al goce de mis labios mientras desde tan allá, desde tu país de arriba y lejos, murmuraba tu pena una última defensa abandonada.

(Julio Cortázar).

2/15/2014

Cuore zingaro



-Precisamente por eso no escribo. Porque no quiero que nadie me lea. Y es quizá ese el motivo que impulsa que lo haga. Pero qué más da. A veces me pregunto por qué nos empeñamos el leer tanto si tenemos tantas cosas que releer.
Cati se sentía igual de ácida que la mañana e igual de volátil que el año que acababa de empezar. El autobús traqueteaba más de lo normal, los frenazos de la gente que no sabía conducir con lluvia multiplicaban el vértigo y el olor de cafetería que le gustaría escuchar en ese momento hacía que el viaje fuese más desapacible de lo normal.
-Vamos. - se levantó de golpe y él se quedó sin saber bien qué hacer.
-Quedan cuatro paradas, ¿dónde vas? 
Pero ella ya había salido por la puerta y caminaba derecha en busca de un buen café. Antes de entrar en el bar se giró, sacó una sonrisa del fondo de su ombligo y cogiéndole de la mano hizo una pirueta ante él.




Y si la situación se pone tan dura que los dos ocupantes del lugar no se dirijan la palabra, entonces tal compañía, embarazosa y tensa, lo deteriora a uno mucho más, y más rápidamente, que una soledad total. Por suerte, en este ya largo historial, tuve un solo capítulo de este estilo, y duró poco. Estábamos tan podridos de ese silencio a dos voces, que una tarde nos miramos y casi simultáneamente empezamos a hablar. Después fue facil.
Hace aproximadamente dos meses que no tengo noticias tuyas. No te pregunto qué pasa porque sé lo que pasa. Y lo que no. De modo que no tengo respuesta a ninguna pregunta tuya, sencillamente porque carezco de tus preguntas. Pero yo sí tengo preguntas. No las que vos ya sabés sin necesidad de que te las haga, y que, dicho sea de paso, no me gusta hacerte para no tentarte a que alguna vez me digas: "Ya no".
(Mario Benedetti).

1/16/2014

Tú me (te) regalas.


Trovo tra cielo e terra una sonata di Wagner
dalle cromie dure y volti seppia
dalle curve distratte e dagli accenti incalliti. 
Piena di angoli vuoti di tempo e di mani incerte, 
a pugni chiusi, eterne, colmi di lussuria,
profuse di profumi e ombre e miele
dove sognare è conseguenza di vedere, sentire, 
morire, 
Volare. 


Encuentro una sonata de Wagner entre el cielo y la tierra
sus tonos son ásperos y sus caras color sepia
tiene curvas distraídas y acentos endurecidos. 
Llena está de ángulos vacíos de tiempo y de manos inciertas, 
con los puños cerrados, eternas, llenas de lujuria, 
profusas de perfumes y sombras y mieles
donde soñar es consecuencia de ver, sentir, 
morir, 
Volar. 


O: «Exactamente. Haciéndole sufrir. No basta con la obediencia. Si no sufre, ¿cómo vas a estar seguro de que obedece tu voluntad y no la suya propia?. El poder radica en infringir dolor y humillación. El poder está en la facultad de hacer pedazos los espíritus y volverlos a construir dándoles nuevas formas elegidas por ti.
¿Empiezas a ver qué clase de mundo estamos creando?. Es lo contrario, exactamente lo contrario de esas estúpidas utopías hedonistas que imaginaron los antiguos reformadores. Un mundo de miedo, de ración y de tormento, un mundo de pisotear y ser pisoteado, un mundo que se hará cada día más despiadado. El progreso de nuestro mundo será la consecución de más dolor. Las antiguas civilizaciones sostenían basarse en el amor o en la justicia. La nuestra se funda en el odio. En nuestro mundo no habrá más emociones que el miedo, la rabia, el triunfo y el autorrebajamiento, todo lo demás lo destruiremos, todo.
Ya estamos suprimiendo los hábitos mentales que han sobrevivido de antes de la Revolución. Hemos cortado los vínculos que unían al hijo con el padre, al hombre con otro y al hombre con la mujer. Nadie se fía ya de su esposa, de su hijo, ni de un amigo. Pero en el futuro no habrán esposas ni amigos. Los niños se les quitarán a las madres al nacer, como se les quitan los huevos a la gallina cuando los pone. El instinto sexual será arrancado donde persista. La procreación consistirá en una formalidad anual como la renovación de la cartilla de racionamiento. Suprimiremos el orgasmo. Nuestros neurólogos trabajan en ello. No habrá lealtad; no existirá más felicidad que la que se debe al Partido, ni más amor que el amor al Gran Hermano.
No habrá risa, excepto la risa triunfal cuando se derrota a un enemigo. No habrá arte, ni literatura, ni ciencia. :Cuando seamos omnipotentes no necesitaremos más ciencia. No habrá ya distinción entre la belleza y la fealdad. Todos los placeres serán destruidos. Pero siempre, no lo olvides, Winston, siempre habrá el afán de poder, la sed de dominio, que aumentará constantemente y se hará cada vez más sutil. Siempre existirá la emoción de la victoria, la sensación de pisotear a un enemigo indefenso. Si quieres hacerte una idea de como será el futuro, figúrate una bota aplastando un rostro humano...incesantemente...
W:...Es imposible fundar una civilización sobre el miedo, el odio y la crueldad. No perduraría.
O: ¿Por qué no?
W: No tendría vitalidad, se desintegraría, se suicidaría.
O: No seas tonto. Estás bajo la impresión de que el odio es más agotador que el amor. ¿Por qué va a serlo?»
(1984, George Orwell) 

1/01/2014

2013+1



Hacía más de dos veranos que la Chica del Corazón Grande no sacaba la pluma a pasear. Había abandonado el frasco de la tinta en el fondo de un cajón que ya creía enterrado en el mar y había permitido que sus falanges se oxidaran tanto que ya no podía ni siquiera articularlas. Sus gafas amarillas  también debieron terminar con la misma suerte ya que la perspectiva se había distorsionado tanto que no había sido capaz ni de palpar su vientre.
Pero con la fortuna del viento que siempre la acompañaba, esa estrella que siempre había estado presente cuando aparcaba, el primer día por la mañana llegó la música que la llevaba a casa.
Fue así cómo se sentó de nuevo en su escritorio de manera, puso delante una hoja de papel en blanco y sus sueños volvieron a echar a volar.

Querido 2014, 
No quiero pedirte nada que no me haga feliz este año, así que voy a empezar diciendo que sólo quiero hacer más cosas de esas que me hacen estarlo. Te pido también una dosis ingente de ideas claras sumadas a una buena inyección de humildad para no olvidarme nunca de cómo pisan mis pies la tierra. Trabajo duro, compañerismo y amistad de la buena. Quiero nuevos proyectos, y cuidar los antiguos como bien se merecen, sí, esos que pese a labrarse desde hace tiempo siguen siendo tan presentes o más que los que se están forjando ahora. Salud, sonrisas, momentos que me dejen sin respiración, regalos que no tengan precio, viajes y escapadas, perderme por Berlín y volver a encontrarme en Singapur, caricias, carne de gallina y muchos más epílogos de estos que me gusta completar. 
Escribir, escribir, escribir y sonreír todavía más, pero sólo de felicidad, ya no valen sonrisas de fortaleza. 
Quiero canciones, oportunidades, un poco de radicalismo, imaginación a raudales y quererme un poquito más a mi misma. Aprender a decir "no", cometer errores y aprender de ellos, besos, besos y más besos, ayudar, mar, Juana y casa. Más libro y menos ordenador, detalles en cantidades industriales, recordar en el camino hacia delante, llorar de alegría y saltar al vacío. 

Y no, 2014, no te equivoques, no son propósitos. Esto, me lo debes.