6/27/2016

Los susurros del roce de una oreja


"Podría prometerte que encontraré ese lugar en el que los lobos se dejarán acariciar. Que pasearemos por la playa y que, como el primer día, nos lloverán un puñado de mariposas dispuestas a recorrer cada esquina de un estómago cansado de tomar tanto Almax para los ardores de corazón. 
Ay, mi querido Teo, hace tiempo ya que no le tengo miedo al futuro, ni a lo que pueda pasar, ni a lo que los demás dirán; y es que aunque no pueda prometerte que los acantilados dejarán de darte vértigo sí que he encontrado ese lugar en el que las lentejas empezarán a gustarte y donde los lunes ya  no serán tan lunes. 
He descargado la pistola de balas del pasado para que ni siquiera el cajón esté tentado a dispararla cuando rescatemos la botella de Tequila porque sí, y no para aniquilar recuerdos. Sin pausa, sin medida, sin temor, los te quiero saldrán a borbotones dentro de unas sábanas entre las que como cada día te espero, para ti serán chalecos antibalas."



Y Lía, de nuevo, se puso su bufanda en pleno junio, esperando que llegase el día en el que los abrazos de Teo llegasen para desnudarla. 


“Mi madre dice que la vida es como una montaña rusa, hay altos y bajos, grandes sustos, subidas lentas y sitios en los que se nivela. La única diferencia en esta montaña rusa, es que cada vez que paras te bajas en un sitio completamente distinto a donde te subiste.” 
[Abducidos - Serie TV]